Éste método de enseñanza creado por Rudolf Steiner tiene como objetivo fomentar el desarrollo equilibrado de cada niño, teniendo en cuenta sus potencialidades y su voluntad, además de tener en cuenta sus etapas evolutivas.
Uno de los pilares fundamentales de la pedagogía Waldorf consiste en identificar diferentes etapas en el desarrollo infantil. Estos ciclos duran 7 años y cada septenio es más propicio para desarrollar determinadas capacidades. En Uruguay, actualmente solo existe un colegio que lo aplica, pero muchos de sus beneficios pueden ser aprovechados al aplicar sus técnicas en casa. Acá te contamos las características de cada septenio, para que puedan servirte a la hora de planificar actividades con tus hijos o nietos.
Los primeros 7 años de vida
Estos son los años más importantes en la formación de los niños. En esta etapa, la mejor forma de aprender es a través del movimiento y los estímulos físicos. Por eso, es importante crear espacios físicos que sostengan el aprendizaje, a través del juego y la exploración.
El segundo septenio
Este período abarca desde los 7 hasta los 14 años y es en este momento que se desarrolla la parte anímica del niño. Es un momento de transición entre la infancia y la adolescencia y la palabra clave es “sentir”. La mejor forma de estimular a un niño en esta fase es crear experiencias imaginativas que creen sensaciones como, por ejemplo, leerles cuentos, llevarlos al teatro, etc.
La adolescencia
Esa especie de “rebeldía” que experimentan los (no tan) niños de los 14 a los 21 años, es simplemente la manifestación del deseo por comprender su entorno y encontrar su lugar en él. Por eso, es típico de esta fase cuestionar todo. Es aquí donde se desarrolla el potencial intelectual del niño y es el momento más importante en lo que respecta a la formación de la personalidad.