Siempre dijimos, medio chiste medio en serio, que si hacemos un pozo muy muy profundo, podemos salir en China. Sin embargo, el mundo globalizado ha acercado todos los continentes, incluso el asiático, que se veía tan lejano. Sus costumbres, religiones (como el budismo), sus comidas, hasta su moda, todo eso podemos divisar en Uruguay, aunque sean meras inspiraciones. Como parte de la filosofía de muchas partes de Asia está el feng shui, la armonización con colores y formas. También hay ciertos elementos que, además de ser bonitos, son prácticos a la hora de cambiar la energía del hogar o traer paz.
Un ejemplo de eso son los cuencos. A la hora de finalizar una meditación, o como parte de la misma, el sonido de los cuencos nos ayudan a trasladar la mente, a ponerla en blanco o a concentrarnos en lo que es realmente importante.
También están los banderines tibetanos. Son rectángulos de colores, que son de plegaria budista. Se cuelgan en cinco colores, cada cual representa los elementos de la cosmogonía tibetana y siguen un orden específico: el azul simboliza el cielo; el blanco, el viento y el aire; el rojo simboliza el fuego; el verde, el agua; amarillo, la tierra.
Colgantes de origami. El origami es un arte ancestral que consiste en hacer formas con papel, sin usar pegamento ni tijeras, sino por medio de doblados específicos. Se pueden hacer partes del cuerpo humano, animales, comidas, entre miles de cosas más. Cada vez es más común ver colgantes de origami para decorar ventanas o separar espacios.