Como ya lo hemos hablado, la menopausia se define como la última menstruación y el período anterior y posterior se llama Climaterio. La gran mayoría de las mujeres tienen síntomas, pero cada mujer se ve afectada de manera diferente.
A su vez, algunas mujeres no tienen síntomas o los mismos son más leves. Por ejemplo, las mujeres asiáticas, al tener una alimentación en base a estrógenos naturales, no lo sienten tanto. Otras mujeres tienen síntomas que afectan otras áreas, como la digestiva, la urinaria o la psicológica. No es sencillo diagnosticar cuales se producen por la menopausia y qué síntomas vienen por otras patologías. No siempre es posible distinguir si estos cambios están relacionados con el envejecimiento, con la menopausia o con ambos. En general se tiende a “culpar” a la menopausia por todo. Y esto es un error.
Muchas mujeres relatan problemas urinarios o vesicales durante la menopausia. Los niveles más bajos de estrógenos debilitan la uretra y el piso pélvico, produciendo incontinencia de esfuerzo y de urgencia. A algunas mujeres les resulta difícil retener la orina el tiempo suficiente para llegar al baño, lo que se denomina como incontinencia urinaria de urgencia. La orina también se puede escapar al estornudar, toser, reírse o saltar, lo que se conoce como incontinencia urinaria por esfuerzo.
Algunas mujeres tienen un sueño alterado durante la menopausia, que se interrumpe más aún debido a la necesidad de levantarse a orinar en la noche. Los problemas urinarios después de la menopausia no son parte “normal” del envejecimiento y se pueden tratar. La buena noticia es que ninguna mujer debería padecer pérdida de orina, no es un sufrimiento si se puede evitar y en todos los casos tratar. Si una mujer tiene pérdida de orina, a lo primero que recurre es a las toallitas higiénicas, pero lo mejor sería anticiparse y fortalecer el piso de la pelvis para evitar el deterioro.
¿Cómo hacer los ejercicios de Kegel?
Al comenzar, la vejiga siempre debe de estar vacía,. Luego elegí la posición de tu cuerpo, ya sea de pie o sentada.
Apretá los músculos del piso pélvico. Mantenelos apretados y contá de 3 a 5 segundos. Relajá los músculos y contá de 3 a 5 segundos nuevamente.
Repetí 10 veces, 3 veces al día (mañana, tarde y noche).